14 de febrero de 2016

la Cruz, es el camino hacia la luz.



La segunda propuesta del demonio tal vez es la tentación más peligrosa, porque toca el instinto más profundo del ser humano: el instinto del poder. Es la misma tentación de los orígenes: “Serán como Dios”. Es la tentación de todas las religiones, con los símbolos del poder a imitación de los reinos y los imperios de la tierra. Dominar el mundo entero es la tentación con que el demonio intenta atraer a Jesús. Y la condición es ya implícita en la oferta: “Si tú te postras delante de mí”. Dominar, y no servir, es inevitable adoración del demonio. Pero Jesús tiene un solo Dios y Señor al cual servir y adorar: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto”. Jesús no ha venido para buscar gloria, riqueza, prestigio, sino para servir y ofrecer su vida.